Navidad y el corazón del cosmos
En 1920, mientras gran parte del mundo todavía intentaba salir de debajo de los escombros de la Primera Guerra Mundial, algunos luchaban por recuperar el optimismo y la esperanza. El poeta irlandés William Yeats vio venir un nuevo reino, pero no un dominio de esperanza.
El título de su poema era “La Segunda Venida”.
Sin embargo, no se trataba de la venida del Príncipe de la Paz sino de un aterrador monstruo del caos:
“Girando y girando en el giro cada vez más amplio, el halcón no puede oír al cetrero, las cosas se desmoronan... el centro no puede sostenerse... la mera anarquía se desata sobre el mundo...”
La razón por la que el mundo se estaba hundiendo en el caos era que “el centro no podía aguantar”.
Pensemos en esto en relación con lo que sabemos ahora sobre la mecánica cuántica, las fuerzas gravitacionales y el mundo físico, donde todo depende de la fuerza del núcleo de cohesión. Lo espiritual refleja la realidad de lo físico: un mundo bajo el tira y afloja de una presión gravitacional implacable debe tener un centro fuerte, al igual que el mundo espiritual. La fuerza gravitacional requiere fuerza en el centro o todo se sumirá en el caos. Así, Yeats escribió que cuando la fuerza fuerte falla, “el centro no puede resistir”.
Colosenses 1:13 muestra que Cristo es el centro espiritual del universo y Él mantiene todas las cosas en un estado de paz y orden. Elimina el centro fuerte y todo colapsa, desde nuestros corazones y nuestra cordura hasta las sociedades y el universo mismo.
Yeats escribió su poema en tiempos sorprendentemente parecidos a los nuestros: mientras las cuadrillas todavía se llevaban el rublo de guerra, una pandemia de gripe arrasaba el mundo... y la Irlanda de Yeats todavía sufría las heridas de su conflicto de 1916 con Inglaterra. Hubo disturbios y protestas por todas partes.
La verdad del versículo de Yeats y del texto bíblico de Colosenses era válida para Yeats y sigue siendo cierta para nosotros.
Jesucristo es la palabra creativa que da existencia al espacio y al tiempo, y a nosotros en ellos. Cristo es también la Palabra fuerte que da coherencia a toda la creación, desde lo psíquico a lo material.
Cristo es la palabra definitoria que da identidad y significado a cada persona.
A medida que profundizamos en Colosenses 1, vemos la asombrosa realidad de la redención que resulta en salvación y preservación en cada época. Y el Cristo es el dador y sustentador de todo.
Por tanto, mantengan a Cristo en la Navidad o no habrá Navidad. Y ninguna civilización que produzca y aprecie su belleza, su esperanza inspiradora, su música gloriosa y su historia transformadora.